1. Recopilá todas las tareas realizadas en todos tus trabajos
Puede que sean muchas, o que algunas no te resulten determinantes, pero este paso consiste únicamente en hacer un borrador, del que luego vamos a extraer solo los datos que necesitamos
2. Ordená todas las tareas recopiladas, en función de su importancia
Esto quiere decir que tendrás que diferenciar las tareas principales de las ordinarias, es decir, las que inciden en el éxito o en los resultados de la empresa, de las que simplemente se realizan por rutina o mantenimiento. Para elegir de qué tipo es cada función, también puedes prestar atención a la importancia que les da tu jefe, lo difícil que es delegarlas o qué nivel de especialización o cualificación requieren.
3. Incluí en forma de lista las funciones de cada puesto de trabajo ordenadas por importancia y descartando las más superfluas
Además de ordenarlas por importancia, es clave que identifiques las posibles relaciones que tienen las distintas funciones entre sí, para colocarlas de forma sucesiva y que el currículum muestre cierta coherencia en su contenido.
4. Revisá su adecuación a cada oferta de trabajo
Basta con que leas con atención cada oferta de trabajo para darte cuenta de cuáles son las funciones y competencias transversales más valoradas por los reclutadores. Cuando lo tengas claro, adaptá las funciones que has incluido tu currículum cada vez que vayas a presentarte a una candidatura.
5. Comprobá la redacción y explicación
No olvides que las funciones deben estar suficientemente bien explicadas, pero no ocupar un espacio excesivo, en detrimento de otra información relevante de tu currículum. Sé claro y conciso, sin adornos.
6. Aportá datos concretos
Es importante que, si es posible, complementes tus funciones con datos numéricos concretos. Por ejemplo, si una de tus funciones es la realización de entrevistas personales en procesos de selección de personal, puedes añadir las entrevistas que realizaste por día o por puesto de trabajo a cubrir.
7. No confundas las funciones con los logros
En ese mismo sentido, aunque es bueno introducir datos en las funciones, es importante que no te confundas al hacerlo con la redacción de tus logros. Por ejemplo, una función sería ‘realización de 3 entrevistas diarias’ y un logro sería ‘7 procesos de selección completados con éxito’.
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